En mi infancia, compartí mucho tiempo cocinando con mamá, de ella aprendí que lo que alimenta el cuerpo se elabora con amor, dedicación y esfuerzo, parque además con ello, se alimenta también el alma.
Fue así, como buscando el sustento de mi familia, que hace·ya casi 50 años inicié el sueño del negocio propio, siendo mi principales aliados, mi perol, la buena leña, la manteca y el aguita con sal.
El nombre del restaurant lo pusieron los propios comensales quienes se referían a mi como Doña Paulina; por ellos y en gratitud a.todos mis clientes, son ahora mis nietos quienes traen hasta ti, la misma receta hecha con la misma dedicación y amor con la que yo les enseñé. Disfruta y nunca dejes de transmitirle a quienes amas, aquello que le hace feliz. ..
Paulina Francia